Como todos los días de nuestras vidas inmortales debíamos ir al instituto; Alice se había disculpado con Edward e hicieron las paces, a veces me pregunto por qué Rose no puedo simplificar sus conflictos de esa manera, hallando una solución rápida y fácil en vez de enfurruñarse y enredar todo.
Mientras yo planeaba con Edward y Carlisle una excursión para ir a cazar unos cuantos osos… y bueno pumas para Ed, las chicas bajaban las escaleras conversando. Rose estaba hermosa como de costumbre, vestía unos pantalones ajustados de un color negro purpureo y una camisa varios tonos más clara, realmente no logro recordar haber visto alguna vez a mi querida Rose desarreglada, siempre estaba pendiente de peinar su cabello o limpiar sus pequeñas uñas luego de cazar. Luego estaban Alice y Esme, hoy nuestra querida madre adoptiva volvería a ir a la oficina de Carlisle para ayudarlo con el papeleo y seguir disfrutando de la velocidad de las máquinas modernas, ella misma le ponía ese título a la vieja cafetera que estaba en el consultorio desde mucho antes de que Carlisle llegase ahí, uh pero que tecnología, pensé para mis adentros. Edward rió sonoramente y me vio negando con la cabeza.
- Ay Emmett… no todos tenemos el nivel de culturización que tú tienes.- dijo aun riendo.- reparas aparatos y asesinas osos con tus propias manos, ¿qué más se puede pedir?-no llego a completar la última palabra cuando otra oleada de risas invadió su voz mientras se agarraba el estómago con ambas manos.
Mientras salíamos Edward se calmó, a ver que a pesar de tener más de un siglo de edad seguía comportándose como un niño.
- Te escuche Emmett.- dijo golpeando mi brazo con su mano helada.
Conduje hacia el instituto y al llegar estacionamos los autos muy cerca del edificio de la cafetería. Al bajarse de su coche Edward se crispó, seguí su mirada y allí estaba Bella Swan, con su horrible monovolumen ahora un poco mas destartalado.
- Tengo una idea… -dije conteniendo una risilla.- tú la distraes y yo me la desayuno…- Edward se viró con una mirada venenosa y se fue caminando hacia su clase.
- ¿qué le pasó a Edward? – me pregunto Alice que en un segundo se coloco detrás de mí.
- Esta… sensible.- fue lo único que pude decir.
- Pues tanta “sensibilidad”.- dijo acentuando cada sílaba en la última palabra.- terminara con mi buen genio y le sacara arrugas si no deja de fruncir el ceño.- lo único que pude hacer fue reír, Alice era una de esas personas difíciles de irritar, y que siempre intentaba entender a las personas pero realmente esta situación ya la estaba sacando de sus casillas.
De un momento a otro y sin previo aviso Rose que observaba a las chicas del instituto entrar al edificio y se reía por lo bajo saltó sobre mi espalda. Me tambaleé ligeramente, no por su peso sino por la sorpresa.
- A ver mi monito, ¿no puedes conmigo?- dijo hablando en un susurro con un tono divertido en su voz, en ese instante me recordó a una pequeña niña. Rápidamente levante sus piernas al nivel de sus rodillas y la acomodé sobre mi espalda haciendo que pasase sus finas manos por sobre mis hombros.
- La que parece que ya no puede conmigo como antes eres tú… hace ya una eternidad que tu y yo no…- Rápidamente tapó mi boca con sus manos.
- Eso tiene solución…- dijo con un deje de picardía reflejado en su voz y en especial en sus ojos. Observé a mi alrededor para ratificar que ningún humano nos veía y que Alice y Jasper habían entrado ya a sus respectivas clases. El estacionamiento estaba completamente solo.
- Pues me parece una muy buena idea.- dije, y antes de que se bajara de mi espalda la sujete por las rodillas y empecé a correr lo más rápido que daban mis piernas.
1 comentarios:
me encanta tu historia por favor no dejes de escribir gracias
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