A la mañana siguiente fuimos al instituto, luego de ver varias horas de molestas clases nos encontramos todos al extremo del instituto así que debíamos cruzar todo el estacionamiento para llegar a la cafetería, pero de pronto comenzó a nevar para la sorpresa de todos, menos Alice.
Yo caminaba de la mano con Rose cuando sentí el doloroso impacto de algo contra mi nuca, un humano nunca podría haber lanzado una bola de nieve tan fuerte como para causarme así fuese un pequeño dolor, y lo más importante, ningún humano de este instituto se hubiese atrevido a lanzarme algo, así fuese por equivocación. Así que detallé bien que ningún humano nos estuviese viendo y me agache lo más rápido que pude y compacte mucha nieve en mis manos, en menos de un segundo estaba impactando contra la cabeza de Edward que por un momento pareció aturdido, en ese momento Jasper comenzó a reír eufóricamente burlándose de Edward; pero su risa duró poco porque en menos de un minuto había una bola de nieve, dura como piedra chocando contra su nariz; nosotros seguíamos lanzándonos bolas de nieve con una fuerza que mataría a un humano, o por lo menos partiría algunas costillas, mientras que Alice y Rose nos observaban riendo y bromeando entre ellas.
Cuando entramos al comedor aun reíamos, y al sentarnos moví la cabeza para deshacerme de las pequeñas gotas de agua en las que se habían convertido los copos de nieve que cayeron en mi cabello. Rose se cubrió con la bandeja aún vacía mientras que Alice se escudaba con Jasper.
Luego de bromear un rato no pude evitar volverme a sentir nervioso, así que involuntariamente busque con la vista a la chica Swan, estaba en la fila del almuerzo, con un refresco entre sus manos y la vista clavada en sus zapatos, y a su lado estaba el chico rubio con demasiado gel que al parecer la seguía a todos lados. Hice todo lo posible para que Ed no se diera cuenta de lo que pensaba, y en mi intento lo que hice fue recordar a Rose.
- ¡Ey Emm!- pregunto Edward con su singular y atosigadora picardía- ¿por qué no sacas esos recuerdos de tu mente por un rato?
Rosalie al oír esto se giró rápidamente y me vio con una cara que estaba entre la vergüenza y la duda. Lo único que pude hacer fue sonreírle y besarla. Bienvenido de nuevo hermanito… que falta me hacía que hicieras eso.. y le dedique una mirada acusadora mientras el reía. Esta vez Edward cruzó su mirada con la chica y solo le sonrió, luego se volvió y siguió bromeando con Jazz y Alice.
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