PREMIOS :D

Hola!! al final de mi fic, aqui les dejo lo mínimo que puedo hacer por personas tan hermosas como ustedes. Un pequeño detalle, los Quiero!
este premio va para un hermoso grupo de amigas que ha surgido por este asombroso medio, para demostrarles que las quiero un millón, a pesar de que estemos regadas por el mundo :D Citlally, Karen, Gaby, Vale, Luchi, Sill, Paty, Dana y Tania! las adoro nenas!! a las que tienen blog les pido que muestren este pequeño detalle en el. Besos nenas!
Y ahora... este premio se los regalo a Todas las chicas que han leido mi historia y que me han seguido capítulo a capítulo MUCHISIMAS GRACIAS!!!! :)

Últimos Capítulos.

CHIC@S!!! ya estamos en la recta final... los últimos capítulos de nuestro blog, ha sido un placer escribir esta historia, y más aún conocer a personas tan maravillosas como las que he conocido en estos cortos meses.

Muchisimas Gracias por darme el privilegio de tener lectoras tan especiales y maravillosas, gracias por su paciencia y seguir la pequeña historia. De verdad son lo máximo.




jueves, 30 de julio de 2009

51.- Despertar.


Rose respiraba pesadamente acunada entre mis brazos; seguía sujeta a mi camiseta mientras apretaba con fuerza sus ojos, como si intentara desterrar algún mal pensamiento. Acaricié su mejilla con el dorso de mi mano y todo su cuerpo se erizo haciendo que apretara aun más sus párpados; no entendía qué sucedía, cómo había pasado esto… o tal vez, ¿qué había pasado? Toda nuestra familia hacía una media luna alrededor de nosotros, todos sin inmutarse siquiera a respirar. Alice tenía la mano ligeramente alargada hacia el hombro de Rose y la retiraba lentamente, como si cambiase de parecer.

Carlisle fue el primero en romper aquel silencio mortecino que calaba mis huesos e invadía cada rincón de mi mente.

- Rosalie, linda.- dijo extendiendo su mano mientras caminaba, intentando evadir alguna sorpresa; como si tanteara un campo minado. La apreté más fuerte contra mi pecho y la cubrí con mi brazo.- hijo, tranquilo… sólo me cercioraré de que esté bien.- continuó dirigiéndose hacia mí y deteniéndose en seco. Asentí levemente y él me sonrió avanzando de nuevo.

Tomó su mano y levantó su mentón suavemente, observándola con rostro serio; ella se estremeció y se quejó por lo bajo, parecía una niña que no quería ser despertada. Él le habló en un tono muy bajo y ella abrió los ojos lentamente mientras que Carlisle le sonreía.

- Va a estar bien Emmett.- dijo como si pudiese leer mis pensamientos.- sólo necesita reposar un rato más.- concluyó con una sonrisa, cómo si intentara animarme.

La tomé en mis brazos como si fuese la criatura más frágil el mundo y la llevé escaleras arriba hacia nuestra habitación. Puse su cuerpo sobre la enorme cama y retire mis brazos, se removió y tomó mi mano.

- Emmett…-susurró despacio. Me abalancé junto a la cama y tomé su mano; ella abrió sus ojos levemente y pude ver que había vuelto.- ¿q-qué pasó?... Edward le dijo que…- balbuceó mientras intentaba incorporarse sobre sus codos.

- Ya… tranquila, no sé qué pasó… pero Carlisle dice que es mejor que reposes un rato.- dije recostándola de nuevo. Ella soltó un bufido y echó a rodar los ojos. Se incorporó de un salto sobre la cama y me miró tiernamente.

- Vamos Emm… ¿acaso quieres que tome una siestecita?-preguntó irónicamente. Negué con la cabeza respirando honda y ruidosamente, dejando ir el aire sonoramente. Salté sobre la cama y la tomé en brazos dejándonos caer. Ella rió por lo bajo.

- Está bien… pero quédate aquí un rato… ya hay suficientes problemas como para buscar más.- ella asintió traviesamente y se dirigió hacia el baño.

Caminé escaleras abajo y pude escuchar las voces de los demás; en el jardín se encontraban todos de pie, Jasper estaba detrás de Alice con su rostro tenso y una marcada arruga se definía en su entrecejo; ella apretaba su mano con fuerza y de vez en cuando le lanzaba una mirada compasiva y suplicante. Pude entender que él se esforzaba por esconder sus sentimientos, por no dejarlos fluir fuera de su cuerpo. Esme estaba de pie frente a su esposo y lo observaba con un aire dubitativo mientras que él sostenía su mentón entre su índice y pulgar y tenía la mirada perdida.

Cuando salí al jardín todos se viraron rápidamente hacia mí, entonces fue cuando noté que Edward estaba sentado en una de las pequeñas butacas donde Esme solía pasar las tardes; su rostro estaba pálido y hundido entre sus manos y al sentirme aparecer se levantó con un rápido movimiento y me dirigió una mirada interrogativa y torturada a la vez.

- Está bien…- dije levantando mis manos a la altura de mi pecho antes de que alguno dijera nada. Edward respiró aliviado y aterrorizado, aún esperaba la reacción de Rosalie y eso, cómo era totalmente notorio lo aterraba aún.- ya reaccionó, está tomando una ducha.

Pude sentí como reducía un poco la tensión en el aire y empezaban a relajarse; despedí una media sonrisa y todos me contestaron de la misma manera a excepción de Ed que seguía ahogándose en el remordimiento. Me acerqué a él y coloqué mi mano sobre su hombro; dio un respingo y me miró.

-tranquilo hermano, no paso nada.- ”y espero que tampoco pase” pensé con toda sinceridad: él me miró con los ojos abiertos de par en par y respiro fuertemente. ”ella puede ser caprichosa, vanidosa y un millón de cosas más, pero… no es mala persona Edward; esto la hace sentir insegura, es todo así que intenta comprenderla… por favor”; él asintió se levantó para darme una palmada en la espalda.

martes, 28 de julio de 2009

50.- Explosión.


Pude oír el instante en que la puerta del enorme despacho del segundo piso se abrió lentamente con un chirrido; un escalofrío invadió mi cuerpo mientras daba un paso hacia Rosalie y envolvía su cintura con mis bazos. En menos de un segundo Edward y Carlisle estuvieron frente a nosotros, justo al pie de la escalera. Si pudiese, en estos momentos estuviera sudando frío; Edward estaba delante de Carlisle y éste tenía una mano en el hombro de su hijo, como hacía cuándo quería infundirnos ánimo para afrontar algo. Apreté más fuerte el nudo que tenía alrededor del cuerpo de Rose mientras que ella acariciaba mi cara con su mano izquierda sin quitarle la vista de encima a Edward; estaba convencido de que de algún modo ella sabía que Edward había metido la pata.

- Jasper.- dijo Carlisle rompiendo el silencio sepulcral que se había apoderado de la sala en un instante.- podrías hacer el favor de llamar a Esme y Alice, necesitamos discutir algo… como una familia.- concluyó dirigiendo su mirada hacia Rosalie quien soltó un suspiro cargado de fastidio y relajo su cuerpo que se había tensado con cada segundo que pasaba clavando una mirada, que yo podía comparar con un puñal en el pobre de Edward. Jasper asintió y abandonó la sala como un rayo.

- Tranquila querida.- le susurré antes de besar su hombro. Ella me dedicó una media sonrisa y apretó mi mano suavemente. De pronto el cuerpo de Edward se convulsiono y tomo un tono más pálido de lo normal.

- Calma hijo… no pasa nada, es solo un problema menor que podemos superar juntos todos.- dijo dándole una palmada en la espalda con una sonrisa en su cara; pero hasta yo sabía que aquellas palabras estaban muy lejos de reconfortar a Edward, que se encontraba con los ojos entrecerrados y la mirada clavada en el suelo.

En un instante entraron al salón Alice y Esme escoltadas de nuevo por Jazz; con un cambio rápido en mi semblante le indiqué a Jasper que se colocara justo entre Edward y Rosalie, sólo por precaución. Edward al parecer leyó mi plan y me dedico una mirada agradecida junto a una especie de sonrisa torcida que no hizo presencia en el resto de su rostro ceñudo. Carlisle suspiro profundamente y comenzó a relatar de nuevo la historia que yo había oído en el prado. Cuando terminó de contar la primera parte de la historia, todos veían a Edward con ojos comprensivos, a excepción de Jasper quien lo veía con cierta gracia e incredulidad y Rosalie que respiraba fuertemente.

- ¡Ah ¿cómo no?! De nuevo nuestro hermanito jugando al superhéroe.- dijo Rosalie con cada palabra cargada de ironía.- ¿acaso no te cansas Edward?- dijo refiriéndose a él y tratando se zafarse de mi abrazo, haciendo que la atrajera hacia mí con mayor fuerza.

- Rosalie, por favor. ¿me permites concluir?- dijo Carlisle mirándola con una mezcla de severidad y comprensión; ella asintió de mala gana y Carlisle le sonrió.- gracias querida, como decía… esto no es todo, al parecer un niño escéptico de la reserva le ha contado lo acontecido el día del pacto.- hizo una pausa antes de continuar.- ella, se lo ha contado a Edward para intentar despejar las dudas y cerciorarse…

Cuando volví a caer en cuenta, todos en la sala habían palidecido súbitamente, la boca de Alice permaneció entreabierta mientras tomaba la mano de Jazz; Esme se dirigió hacia su esposo que continuaba sosteniendo el hombro de Edward, cómo si creyese que este caería al suelo si lo soltaba. Pero lo que me puso los pelos de punta fue el rosto desencajado de Rosalie; ella veía a Edward con los ojos cargados de ira cómo nunca lo había visto, los puños tan apretados que sus nudillos se pusieron más pálidos de lo normal mientras que hacía rechinar sus dientes.

- Asqueroso Traidor.- dijo por lo bajo Rosalie con la voz temblorosa hablando entre dientes.- ¡¡¡ERES UN MALDITO TRAIDOR!!!- explotó señalando a Edward con su dedo intentando soltarse. La atraje hacia mí para que no se abalanzase sobre él, en tanto Jasper se colocó delante de Alice preparándose en caso de que tuviese que refrenarla; pero para sorpresa de todos se derrumbó en mis brazos. Cayó en el suelo de rodillas antes de que yo pudiera siquiera pensar en detenerla. Tenía los ojos abiertos de par en par y su cabello caía sobre su rostro. Todos adelantaron para acercarse a ella, al verlos me limite a observarlos y negar con la cabeza indicándoles que se alejasen; de algún modo me irritaba todo aquello.

Me acuclillé junto a ella, sus brazos temblaban y su mirada estaba fija en el suelo, sus ojos estaban vidriosos y sollozaba por lo bajo.

- Traidor… ¿Cómo pudo?... ¿p-por qué?...- declamaba entre gimoteos.

- Ya cariño… ya…- dije en voz baja, intenté abrazarla y ella se sacudió.- querida… soy yo… tranquila.- me miró con extrañeza y ladeo un poco su cabeza, sus ojos estaban vacíos como si estuviese en una especie de trance, extendí mis brazos y ella pareció reconocerme. Se lanzo hacia mí y empezó a sollozar con fuerza mientras apoyaba su cara contra mi pecho. La rodeé con los brazos levantándola del suelo y camine hacia el sillón donde la deposite con cuidado sin alejarme un milímetro de ella, se hacía de mi camisa por fuerza sin dejar de sollozar. Aquello me destruía, ella que siempre me había mostrado una gran fortaleza desde el primer día, ella… había perdido el control sobre sí misma y la Rosalie a la que todos estábamos acostumbrados estaba totalmente ausente, siendo suplantada por un revuelto de confusión, dolor e ira.

domingo, 26 de julio de 2009

49.- Provocacion.


Un rayo de esperanza y felicidad cruzó su rostro, pero se esfumó tan rápido como llego, y fue sustituido por una especie de pánico; en seguida supe qué pasaba.

- No le dijiste la historia completa a Carlisle, ¿cierto Edward?- dije haciendo rodar mis ojos al tiempo que respiraba profundo. Él arrugó su rostro y negó con la cabeza lentamente. Pasé mis manos entre mis cabellos antes de levantarme de un salto.- bueno entonces será mejor que vayas a decirle a toda nuestra familia…- dije estirando mis músculos con una sonrisa burlona mientras él me lanzaba una mirada envenenada llena de culpa y arrepentimiento. Corrimos a casa por el mismo sendero que nos alejó de ella.

Nos detuvimos justo frente al umbral de la entrada, los ojos de Edward estaban abiertos de par en par debido al pánico que recorría su cuerpo; no era necesario tener el don de Jasper para saberlo. Yo estaba convencido de que aquel miedo no era hacia Carlisle, sino hacia Rosalie… podía imaginar su reacción.

- Tranquilo hermanito, yo la sostengo.- dije golpeando suavemente su brazo para que avanzara mientras que el intentaba virarse.

Al abrir la puerta, para tristeza de Edward estaban todos allí. Una risilla furtiva se me escapo al encontrar a Jasper apoyado contra la pared, este me miró con fijeza y arrugó el ceño. Edward siguió caminando y tocó el hombro de Carlisle, quien detuvo la animada charla que sostenía con Alice.

- ¿Si Edward?- dijo sonriente, mirándolo con cierta curiosidad.

- ¿P-podemos ha…hablar?- titubeó mirando fijamente sus zapatos.

Cierto aire de preocupación llenó a Carlisle que hizo un ademán indicándole a Edward que subiese al enorme despacho. Mientras tanto yo me senté en el pequeño sillón color Oliva con Rose en mi regazo, coloqué mis manos a ambos lados de su cadera mientras que enterraba mi cara en su cabello rozándole el cuello con la punta de mi nariz. Ella rió por lo bajo y levantó su cara haciendo que el lóbulo de su oreja rozase mis labios. Paseé mis ojos por la sala y me encontré con el rostro de Jasper, que me veía con ojos insurgentes; reí para mis adentros y volví a pasar mis labios por el cuello de Rosalie; coloqué el lóbulo de su oreja entre mis dientes y una risilla se escapó de su garganta. Apreté aun más mis manos sobre su cadera y ella se volteó enredando sus dedos en mi cabello; la atraje más hacia mi cuerpo y comenzamos un largo y apasionado beso. Rosalie se fue lentamente hacia mi cuello llenando cada uno de mis sentidos con su aliento dulce.

- Se lo que hacemos.- susurró cuando llegó a mi oído, lo suficientemente bajo como para que solo yo la oyese. Se separó un poco y me miró a los ojos sonriendo antes de volver a mezclar sus labios con los míos.

Rose se movió sobre mí para colocar sus piernas alrededor de las mías, empujo mi pecho hacia atrás y arqueó su espalda, haciendo que su cabello cayese sobre nuestros rostros. Pude oír de nuevo una leve risilla cuando observó por el rabillo del ojo a Jazz; él estaba de pie entre una alta pared y las escalinatas, tenía los brazos cruzados y el ceño fruncido mientras que observaba a Alice mordiendo fuertemente su labio inferior. De pronto me levanté del sillón con Rosalie en brazos sin dejar de besarla y comencé a caminar hacia las escaleras, intentando pasar lo más cerca de Jazz como fuese posible; cuándo caminé a su lado guiñe uno de mis ojos hacia él y solté una sonora carcajada, mientras que Rosalie reía entre dientes cómo lo haría una niña al hacer una travesura.

Por su parte Esme y Alice se encontraban en el jardín frente a un enorme lienzo y un millón de pequeños botecillos de pintura; ambas tenían su rostro coloreado con pequeñas gotitas de colores, ¡que criaturas! Salían intactas al luchar contra un animal y desangrarlo pero se hacían un enorme desastre al intentar pintar un cuadro de geranios un día lluvioso.

viernes, 24 de julio de 2009

48.- La Tua Cantante.


Observe a Edward allí, postrado en el suelo, totalmente expuesto y vulnerable. Me acuclille a su lado tomándolo por los brazos y zarandeándolo para que recuperase el control; pude escucharlo respirando muy profundamente intentando calmarse. Aquello no era bueno, pero algo me decía que no era lo peor.

- Emm yo… - comenzó levantando su rostro hacia mí, dejándome ver al Edward que nunca imagine; se veía sumamente destruido.- yo se lo conté todo.- dijo con un hilo de voz. Sentí que mis ojos se abrieron desproporcionadamente, aunque por suerte Edward permanecía con los ojos clavados en el suelo lamentándose. Permanecí en silencio durante un largo rato sin retirar mis manos de sus brazos y con mi boca entreabierta mientras buscaba las palabras apropiadas para expresar todo lo que se agolpaba en mi cabeza.

- ¿T…todo? ¿qué precisamente?- dije mientras él se ponía de pie y caminaba de acá para allá pasando su mano por su cabello.

- Yo… ¡agh! L-le dije lo que somos…-dijo arrugando el entrecejo.- ella ya sabía algo y yo… pues se lo confirme, al parecer un niño… quileute le dijo sobre la leyenda del pacto… ¡ARG!- gruñó descargando su ira contra un árbol, haciendo un gran agujero con un crujido sordo.- ella… me lo complica todo, nunca pensé en decirle esto a un humano, es que ella es tan… ¡especial! Nunca había tenido la necesidad de proteger a alguien como a ella, pero al mismo tiempo, su sangre, su olor… todo su ser me llama a asesinarla, a quitarle la vida gota a gota para saciar una sed incontrolable.

Suspire profundamente, compadeciéndolo… y en alguna parte de mi ser compadeciéndome; sabía perfectamente lo que sucedía entre él y esa chica, o más bien entre él y la sangre de ella.

- La tua cantante…-dije con un suspiro, que el viento no tardo en llevar a los finos oídos de Edward. Él se viró lentamente con la confusión que sentía plasmada en su rostro.

- ¿eh? ¿la tua cantante?- dijo aun con el ceño fruncido y su labio superior torcido ligeramente hacia arriba, su mejor expresión de extrañeza. Suspire pesadamente antes de comenzar mi relato.

- Ed… esto es una historia muy antigua, me la contó Carlisle hace varios años ya….- dije mientras que me acomodaba en el suelo apoyando mi espalda contra un árbol, Ed se sentó frente a mí con ojos curiosos, como los de un niño cuando está a punto de escuchar su historia favorita.- hace cientos, tal vez miles de años un vampiro sintió lo que tú sientes… la necesidad por la sangre de un humano especifico, poder sentirla dentro de su cuerpo… poder, oírla cantar.

- La tua cantante…- afirmó Edward perdido en sus pensamientos.

- Si, ese nombre se le fue asignado supongo que muchos años luego, el simple hecho de oírla, el simple placer de su canto se comparaba a una melodía extraña, exótica y atractiva para un vampiro en específico… algunos dicen que cada uno de nosotros tiene una tua cantante… tal vez yo corrí con demasiada suerte.- concluí en un suspiro. Edward se volteó hacia mí y me miró extrañado.

- tu… tu encontraste a tu tua cantante, era… era aquella chica de la que me contaste cuando me fui a Denali.- dijo con su cabeza ladeada.

- Si, una de las afortunadas…- dije haciendo rodar mis ojos.

- ¿una?... quieres decir que… ¿tu sentiste esto con más de una humana?- preguntó poniendo sus ojos como platos.

- Sí, ella… fue una de las tres chicas que…- callé buscando la palabra correcta.- cantaban para mí.

Edward sonrió a medias y en su rostro pude distinguir una mezcla de comprensión y compasión; supongo que en su cabeza se imaginaba que yo había sentido lo que él siente por Bella en cada ocasión.

- ¿y no fue así?- me pregunto con rostro anonadado; había olvidado su don. Negué con la cabeza mientras me iba al pasado, al rostro de aquellas chicas… a los pocos detalles que podía recordar, pero lo que obtuve fueron imágenes de sus cuerpos inertes en mis brazos, de las gotas de sangre que brotaban de los limpios cortes hechos por mis colmillos en sus cuellos. Edward se estremeció y cerró sus ojos con fuerza; pude adivinar al instante que estuvo hurgando en mi mente en ese instante, observando aquellos horribles recuerdos. Él asintió levemente sin abrir los ojos.

- ¡¡EY!! – le dije tomando su brazo.- pero… esto es diferente, ella es la tua cantante… o como quieras llamarla, pero otro lazo te une a ella… y es ese sentimiento de protección que le infundes. Nunca sentí algo así hacia ninguna de aquellas chicas… lo tuyo hermano es simplemente AMOR.

jueves, 23 de julio de 2009

47.- noticias de ira.


Un rato después de la salida de Alice el pequeño auto negro de Carlisle entró a la cochera, y un segundo después Edward y él pasaba por el portal de entrada al gran salón; Carlisle tenía su mano en el hombro de Edward, mientras que este caminaba con el ceño ligeramente fruncido; Al ver que los observábamos ambos sonrieron gentilmente convirtiendo sus ojos en dos pares de finas rejillas.

- Buenos días querido.- dijo Esme sonriente lanzándose a los brazos de su esposo; él la tomó por la cintura a mitad del salto y la beso de lleno mientras giraba sobre sí mismo, aquello parecía una escena sacada de una película, supongo que por aquello Rosalie no pudo reprimir un leve suspiro. Tomé su mano y bese su dorso un poco distraído, ella tomo mi cara entre sus manos y rozó mis labios con los suyos.

Me levanté lentamente del sillón mientras que Rosalie se acomodaba en él; Esme y Carlisle siguieron conversando en voz baja mientras que yo caminaba hacia Edward que giraba distraído las llaves del Mercedes de nuestro padre entre sus dedos. Al escuchar q me acercaba levanto su rostro y sonrió ligeramente, yo coloqué mi mano sobre su hombro y lo sacudí ligeramente.

- ¿Qué pasó hermano? – susurré por lo bajo para que los demás no nos escucharan. Su sonrisa se transformo rápidamente en una mueca desfigurada por la ira.

- ¡Agh Emm! ¡Esa chica es un imán para los problemas!- dijo entre dientes. Una risilla que intenten ahogar brotó de mi garganta antes de que Edward me mirase con ojos suplicantes y penosos.

Me viré hacia Rosalie que ahora sostenía sus piernas sobre el posa brazos del sofá y hojeaba un libro de cubierta color oliva; hice un ademán a Edward indicándole que me siguiera y salí corriendo de la casa con él pisándome los talones, llegamos al enorme prado donde días antes habíamos jugado tan tranquilamente un partido de beisbol. Me recargué en un árbol mientras que Ed permanecía de pie, rígido frente a mí.

- ¡Vamos Ed! Sabes que puedes confiar en mí… soy tu hermano…- dije colocando mi mano sobre su hombro. Él se llevó las manos a los ojos, pasándolas por su cara hasta su cabello.

- Nunca, Emmett… nunca había sentido esa necesidad de asesinar a alguien simplemente por venganza; podía escuchar como por sus venas corría la sangre y lo desprecié más aún; la simple idea de tener en mí la sangre de un humano tan… repulsivo hizo que me diese asco.- dijo con sus puños apretados a los costados. Abrí la boca para pedirle que me explicase pero continuó sin que yo emitiera el más leve sonido.- cuando salí de acá ayer conduje hasta Port Angeles y permanecí todo el día en el auto escondido del sol; vi pasar el feo auto de Jessica Stanley y lo seguí, aparqué una manzana antes para que no se percataran; monitoreaba cada tanto la irritante vocecilla de esa chica, lo único que hacía era echar pestes de Bella adularse a sí misma; pero… en un segundo que deje de prestarle atención, pude oír que Bella se había ido de allí.

En los ojos de Edward se podía observar la desesperación y la impotencia que había sentido y que se ocultaba detrás de una gruesa capa de furia; de ser humano apostaría cualquier cosa a que una lágrima correría por sus mejillas en este mismo instante; él no solía perder el control de ese modo, de nuestra familia el siempre había sido el más ortodoxo y rígido, pero en este instante toda esa fortaleza que había construido a su alrededor durante más de cien años estaba siendo derrumbada por el amor que sentía por la frágil chica Swan. Él seguía allí como si estuviese paralizado, tenía los ojos cerrados fuertemente y el ceño fruncido.

- Cuando me percate de eso comencé a buscarla por las calles cercanas a la boutique donde estaban las otras dos chicas, divise el nombre de una librería en la mente de Angela Webber; pero fue en vano, no estaba allí ni en ningún lugar donde la buscaba. Con cada metro que avanzaba el pánico se apoderaba más y más de mi… su imagen no estaba en la mente de ningún peatón, nadie la había visto.- chascó los dientes haciendo que sonara un crujido seco.- entonces vi su rostro en la mente de alguien. Conduje lo más rápido posible mientras que en esa… asquerosa y retorcida cabeza iban apareciendo imágenes horribles, otras chicas que de seguro habían sido sus víctimas anteriores, decenas de rostros inundados en lágrimas, pude escuchar los gritos lastimeros de aquellas niñas pidiendo piedad, que acabaran con aquel suplicio que querían… pero lo que más me aterraba es que el rostro de Bella en aquellas circunstancias se iba haciendo más y más definido. Al verlo mi mente solo quería venganza, por lo que planeaba hacer con Bella, por lo que le había hecho a esas pobres chicas indefensas; salté fuera del auto mientras que ella corría hacia mí. Me concentré en mantenerla a salvo, en mantenerme a margen frente a ella; mi mente me pedía a gritos que lo acabase, que lo asesinara allí mismo sin importar nada; respire hondamente el olor de Bella y luche contra mis instintos para volver al auto. Ella… ella me miro como si yo le aterrara, y eso me… me destrozó por completo.- termino con un hilillo de voz dejándose caer sobre sus rodillas en la tierra húmeda.

miércoles, 22 de julio de 2009

46.- Jasper.


Luego de un largo rato decidí por fin salir del agua, estiré mi mano distraídamente hacia el toallero, y para mi sorpresa no encontré nada. Abrí mis ojos de par en par y me viré rápidamente en esa dirección; en efecto la pequeña repisa color crema que se encontraba justo al lado de la tina estaba vacía. Traté de recordar donde había dejado mi enorme paño el día anterior.

- ¡OH! ¡El vestidor!- exclamé para mí mismo arrugando el ceño.

Pasé de un salto al vestidor; reí al imaginar la cara de alguno de los chicos si hubiesen abierto la perta en ese momento. Las palabrotas de cualquiera de ellos hicieron que mis carcajadas aumentaran un par de octavas; ¡¡PERVERTIDO!! Gritaría Alice, como aquel día de caza cuando se refirió de SEX-OSO a uno de mis comentarios. Seguí riendo mientras me vestía; cualquiera pensaría que perdí la cordura al verme riendo a carcajadas encerrado en un vestidor mientras me colocaba el calcetín en mi pie derecho.

Cuando pude terminar de vestirme baje hacia el salón donde todos estaban sentados; Esme se encontraba en una pequeña silla de época que había permanecido con Carlisle desde su transformación. Jasper estaba sentado en el pequeño sillón con Alice en su regazo; ella rozaba con su pequeña y respingada nariz el rostro de él mientras que sonreía hablaban en un tono tan bajo que no podíamos oírlos. Rose se encontraba recostada en el sillón y al verme se movió haciendo un ademán para que me sentara a su lado; en un segundo estuve en el sillón con la pequeña mano de Rosalie en mi mejilla y sus largas piernas sobre mis rodillas. Ella comenzó a trazar círculos son la punta de su dedo índice detrás de mi oído; por su lado nuestra querida madre adoptiva se limitaba a vernos a sonreír tiernamente.

Me recosté del espaldar del enorme sofá dejando caer mi cabeza hacia atrás, cuando de pronto una oleada de una sensación que conocía me recorrió haciendo que mi piel se erizara de un tirón. Pude sentir como el cuerpo de Rosalie se estremeció con un fuerte espasmo y se removió ligeramente en el sofá; una mirada de complicidad se escapó de mis ojos hacia los de ella que la devolvió con una sonrisa. Sabía perfectamente de donde provenía aquella sensación que liberaba mis más bajos instintos hacía que cada célula de mi cuerpo deseara fervientemente a Rose; Dirigí una ligera mirada por el rabillo de mi ojos hacia el pequeño sillón, Jasper se encontraba sentado con sus manos en la cintura de Alice, que estaba en una posición un tanto sugerente; sus piernas estaban a ambos lados de las de Jasper y sus manos se encontraban en las mejillas de él mientras que lo besaba con una fogosidad que nunca había visto en ellos.

Esa era la ligera desventaja de su don, todos en la casa podíamos sentir hasta la más leve de sus emociones sin que el pudiese controlarlo del todo; recuerdo muy bien el día que llegaron a las afueras de nuestra pequeña casita en Denali, mi mente sufrió un pequeño desvarío debido a un miedo que repentinamente se apoderó de todos mis sentidos, escuche unos ligeros pasos que se movían muy entusiastamente sobre la nieve, seguidos de otros más pesados que arrastraban los pequeños trozos de hielo con desánimo. Esa fue la primera vez que el don de Jasper influyó sobre mis emociones, desde ese momento Jasper ganó gran parte de mi confianza, convirtiéndose así, en mi persona de mayor confianza; él sabía todo lo que pasaba conmigo, supongo que le aventajaba el percibir mis emociones.

Aclaré mi garganta muy fuertemente mientras que Rosalie se incorporaba para recobrar la compostura. Jasper se separó rápidamente del rostro de Alice, ella rió nerviosamente observando a Rosalie con los ojos entrecerrados a modo de disculpa, mientras que Esme ahogaba una ligera risilla mientras que escondía su rostro entre las páginas del desgastado libro.

Mi hermano muy apenado cerró sus ojos y respiró muy profundo pasando ambas manos por su cara; poco a poco el frenesí que se había desatado en mis adentros se iba apaciguando aunque sin extinguirse del todo, aun sentía aquellas ansias de estar con Rosalie y estaba seguro de que ella estaba igual que yo, pero lo que no podía definir aún si esto era por influencias de Jazz… o no.

Si Jasper tuviese sangre en su cuerpo de seguro se hubiese agolpado toda en su rostro; él no solía ser de muchas palabras con algunas personas así que había que saber interpretarlo y en este momento la vergüenza se había apoderado de él; al ver esto solté una ligera carcajada mientras que Rose le hacía un ademán que no comprendí a Alice, esta sonrió y le dedicó una mirada de complicidad a Rosalie que se la devolvió con una risilla; a veces entender a las chicas de esta casa era una tare Hercúlea. De pronto Alice tomó una de las manos de su amado vampiro y salieron corriendo de la casa.

- Oh… con que… eso… van a…- balbuceé mientras Rosalie reía en voz alta y asentía con la cabeza.- Ein… eso esta fuera d los límites de mi imaginación.- Rose se viró violentamente hacia mí con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre su pecho.

- Pues, ¡¡¡más te vale Emmett Mc’Carty Cullen!!!!- dijo Ella con un chillido y una mirada envenenada; yo me limité a tomar su rostro entre mis manos y poner mis labios sobre los suyos hablando lentamente.

- Tú, pequeña celosa… eres la única que ocupa ese aspecto… nunca lo dudes.- dije antes de besarla suavemente.

lunes, 20 de julio de 2009

45.- Excusas.


Cuando supe de mi nuevamente estaba sobre la húmeda alfombra de hierba a mitad del prado; la luz de la luna había dado paso a los débiles rayos del sol saliente. No tenía idea de cuánto tiempo había estado allí tumbado con mi respiración jadeante, pero de lo que si estaba seguro era de que poco a poco volvía a tener aquellos recuerdos que mi lucha perdida contra el oso me había arrebatado. De pronto distinguí unas rápidas pisadas que venían en mi dirección y una voz débil que me llamaba.

Me incorporé de un salto y corrí hacia donde venía la voz de Rosalie que al escucharme se viró con un movimiento rápido; la desesperación y el miedo rayaban su rostro y al verme un gemido profundo brotó de su garganta antes de abalanzarse a mis brazos abiertos. La abrecé con fuerza mientras que ella escondía su cara en mi camisa sollozando, pasé una de mis manos por su largo cabello sin dejar de abrazarla.

- Ya querida… está bien, no pasa nada.- dije sonriendo mientras levantaba su mentón hacia mi cara. Ella me miro con un deje de desesperación aun en sus ojos.

- Tuve tanto miedo Emm…- dijo respirando profundo.- Esme y yo vimos dos lobos enormes por la ventana del estudio de Carlisle fue cuando Jasper dijo que te habías ido a la habitación; corrí hacia allí y cuando encendí la luz la ventana estaba abierta y tu no estabas allí así que salí a buscarte…- concluyó observándome a los ojos antes de tomar mi cara entre sus manos heladas y besarme en los labios de la manera más delicada que se podía.

- Lo siento cariño.- dije disculpándome con ella mientras que mi cuerpo se estremeció al imaginarme lo que hubiese pasado si los lobos me hubiesen encontrado en el prado cuando estaba sumergido en aquel raro trance.- necesitaba despejar un poco mi mente, me sentía… extraño. No quería preocuparte cielo, de verdad discúlpame ¿puedes?- realmente no imaginaba aquello, lo que había causado sin darme cuenta.

Rosalie odiaba a los hombres lobo desde el día del pacto, y no sin razón. Supongo que su seguridad de ser inmortal y más fuerte que cualquier cosa se había quebrado al ver aquellas criaturas. Ella me sonrió levemente.

- Tranquilo amor, sólo…-dijo antes de suspirar.- intenta no volverme a asustar así.- terminó antes de soltar una risilla por lo bajo.

Aquella reacción me hizo reír mientras besaba su frente y pasaba mi brazo sobre sus hombros; ella tomo mi mano y caminamos de vuelta a casa.

Lo ojos de Alice nunca estuvieron tan abiertos como lo estaban cuando me vio llegar; dejo caer la camiseta de seda azul oscura q llevaba entre las manos y entreabrió su boca inhalando una cantidad de aire que consideré exagerada para sus pulmones. Jasper retrocedió un paso y una oleada de pánico me recorrió, aquello hizo que liberara una risa ronca por lo bajo.

- Emmett…- dijo Alice en un tono más agudo de lo normal antes de volver a respirar profundamente.- ¿me… me puedes decir q…qué te pasó?- preguntó con los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás. En ese momento fue cuando me di cuenta del mísero estado de mi ropa; mi espalda estaba mojada y traía sobre mí pequeñas hojas y maderitos, mis pantalones estaban llenos de lodo y hojarascas se enredaban en mis cabellos.

- ¿Eh?... Oh, sí… eso… bueno, yo…¡¡ me caí!!- dije improvisando; no quería decir que fui a un “prado mágico” ni mucho menos que había recordado cómo era mi madre cuando yo tenía cinco años; tenía que cuidarme de Edward y su afán de cotillear en mi mente.

- Oh… ¿te…te caíste?- dijo ella con una sonrisilla sobre un rostro incrédulo.

- Sí, el suelo cerca del rio estaba lleno de limo y pues, lo pise y caí.- dije encogiéndome de hombros para que mi historia pareciese más creíble. Jasper soltó una carcajada seguido por Alice y Rosalie que intento ahogarla sin ningún resultado. Fruncí en ceño y solté la mano de Rose que todavía se aferraba a la mía; subí corriendo hacia la habitación y tomé un baño para organizar mis ideas, de pronto la puerta se abrió, un grito grave brotó de mi pecho al imaginarme que podría ser alguno de los chicos, o peor aún una de las chicas. Rosalie se sobresaltó y me miró con los ojos como platos antes de soltar una risita; se sentó junto a la tina girando un mechón de su cabello entre los dedos y viéndome fijamente, mientras que yo sonreía con el sólo hecho de pensar de que ahora me encontraba en el único sitio sobre la tierra donde me sentía bien, en mi hogar.

domingo, 19 de julio de 2009

44.- Solo.


Al entrar a la amplia casa Jasper, Alice y Esme nos esperaban en el salón; una atmósfera inusual llenaba el aire de la casa mientras que ellos nos daban explicaciones sobre Carlisle y Edward, nunca me había sentido así mi mente flotaba en aquel mar de recuerdos que aquel bosque había invocado en mí, y lo que más me impacientaba era no recordar aquel rostro que ahora ocupaba mis pensamientos.

- ¡¡¡EMMETT!!! – el grito de Jasper me saco de mi ensimismamiento; la sala estaba completamente desierta.

- ¿Eh?... ¿Dónde rayos…?- dije totalmente confundido.- Oh… Edward y Carlisle voy a ir a ayudarlos.-dije antes de que Jasper me sujetara por mi camiseta y diera un gran tirón que casi me hace caer.

- Emmett… me podrías decir ¿QUÉ DEMONIOS PASA CONTIGO?- preguntó con su cara repleta de una mezcla de confusión, intriga y preocupación.

- ¡Ah nada!- dije llevando una de mis manos a la cabeza.- no me siento muy bien… voy a mi habitación un rato.

Jasper me miró con ojos escépticos mientras que subía por las escaleras; La habitación estaba en una oscuridad total cuando entré, así que cerré la puerta pasando el pestillo y me sumergí en aquella negrura.

Llegué a tientas al borde de la cama y me senté en ella mientras que colocaba mi cabeza entre mis manos; millones de preguntas venían a mi mente con cada segundo que pasaba y un afán de saber sobre aquellos recuerdos invadía mi cuerpo llenándome de desconcierto. Cada parte de mí sentía un vacio al evocar aquel recuerdo, aquel rostro sin nombre que se colaba a mi mente cada vez que bajaba la guardia.

Sentí pequeños pasos sobre el suelo marmoleo de las escaleras, alguna de las chicas se acercaba a la habitación, busqué desesperadamente una forma para zafarme de millones de preguntas provenientes de la profunda imaginación de Rose. Al fin pude encontrar el pequeño seguro de la ventana y salté hacia la noche que me había causado todo este problema. Corrí con todas mis fuerzas internándome más y más en el bosque, buscando con desesperación el último rayo de esperanza que tenía, aquel claro donde todo empezó. Busqué como loco aquel lugar evitando cada árbol que se interponía en mi camino; hasta que por fin encontré aquel rastro, la brisa trajo a mí el ligero y casi imperceptible aroma de Rosalie.

Seguí aquel olor como si mi vida dependiese de ello, hasta que llegué al gran sauce llorón que se encontraba bordeando el claro, coloqué mis manos sobre él por un instante; camine hacia el prado mientras miraba la luna, me tumbé sobre la hierba que se había humedecido con el fresco rocío. Cerré mis ojos e inspiré aquella magia, percibiéndolo todo en cada uno de mis sentidos podía escuchar cómo la brisa silbaba a través de los árboles y movía la hierba agitando las hojarascas; aún con mis ojos cerrados percibía la brillante luz de la luna que se derramaba sobre mí. Intenté relajar cada parte de mi cuerpo mientras visualizaba aquel rostro; aquellos ojos extremadamente expresivos y fulminantes, aquella sonrisa tan cálida su piel tostada por el sol, pero sobre todo su aspecto tan familiar hizo que mi cuerpo fuese recorrido por un extraño escalofrío.

Apreté mis ojos intentando fijar esa imagen, intentando recordar de quién era aquel rostro, no era como yo, de eso no me quedaban dudas; de ella brotaba una calidez inigualable.

- Emmett cariño…ven aquí.- canturreó una vocecilla. Abrí mis ojos de par en par.

- Pero… yo… oh un rato mas ¿sí?- se dejo oír la pequeña voz de un niño.- Perdí el control de mi cuerpo que empezó a temblar descontrolado.

- Está bien querido… recuerda que debes tomar un baño antes de que llegue tu padre.- volvió a canturrear aquella delicada y acogedora voz.

Cerré mis ojos con todas mis fuerzas, me sentía extenuado mientras revisaba fervientemente mis recuerdos; de pronto todo se oscureció.

Una imagen llegó a mí. Pude ver aquella cabaña en medio de la alta pradera, me encontraba sentado en el suelo siendo observado por una pareja de ancianos; corrí hacia el pequeño arrollo con la desesperación llenando mis pulmones, me arrojé sobre una roca cayendo en mis rodillas que sintieron un fuerte dolor, mire mis manos ensangrentadas que habían sido cambiadas por unas pequeñas y delicadas manitas, el miedo nublo mi visión y una lágrima rodó por mi mejilla, la limpié con el dorso de mi camiseta totalmente anonadado, esa sensación la recordaba perfectamente. Miré lentamente mi reflejo sobre la superficie del agua, y lo que encontré fue una cara inocente que miraba con mis duros y asustados ojos.

- Emmett cariño… ven aquí.- reconocí la voz del bosque de inmediato.

- Pero… yo…-dije confundido mientras intentaba buscar una respuesta para mis pensamientos.- oh un rato más ¿sí?-dije improvisando mientras que aquella mujer me sonreía.

- - Está bien querido… recuerda que debes tomar un baño antes de que llegue tu padre.- volvió a llamar la cantarina voz de mi madre.

Aquello fue lo último que oí antes de volver a aquel prado.



43.- Bosque.


Corrí con Rosalie recostada sobre mi espalda un largo trecho, hasta que los árboles se juntaban cada vez más haciendo más y más dificultoso pasar entre ellos; De pronto mi plan lo llevé a cabo, subí al tronco de un enorme pino mientras que Rosalie respingó de la sorpresa sujetándose con fuerza de mis hombros.

- ¡¡¡¡E-Emmett!!!!- gritó Rose mientras clavaba sus uñas y apretaba con fuerza mi cintura entre sus piernas para evitar resbalar. Reí con fuerza al observar su reacción.

Subimos hasta la punta del gran árbol donde los rayos del sol poniente se posaban sobre nosotros, causando un reflejo de un color naranja brillante proveniente de nuestra piel expuesta; me senté en una rama del pino con Rosalie en mi regazo, ella tenía sus brazos alrededor de mi cuello y su cabeza sobre mi hombro, yo la abrazaba por su cintura; cerré mis ojos y la luz se colaba a través de mis parpados haciendo que percibiera una luz naranja mortecina.

Rosalie me miró con la cabeza inclinada y beso mis párpados inundando mi cara con su aliento frío y dulce, ese olor que me volvía loco, que hacía volar mi imaginación hasta ella, hasta su cuerpo, hasta cada roce, cada experiencia, cada beso. La abracé con fuerza posando mi cabeza en su pecho mientras que ella jugueteaba con mis rizos que se movían con el viento.

Una risilla ahogada brotó del pecho de Rose haciendo que mi cabeza temblara sobre ella; levante mis rostro hacia el suyo con mi mejor mirada de extrañeza.

- No pasa nada querido.- dijo riendo mientras acariciaba mi cara.- solo recordaba algunas cosas…-continuó risueña. Me incorporé apoyando mi espalda contra el tronco.

- Bueno yo recordaba cuando era un neófito e intentaba saltar en los árboles.- la incomodidad de ese recuerdo cruzó la cara de Rosalie durante un segundo mientras yo reía.

- Sí, puedo recordarlo a la perfección.- dijo frunciendo el ceño.- sobretodo aquella vez que caíste sobre mí y caímos unos veinte metros hasta el suelo.

Aquel recuerdo hizo que estallara en carcajadas ante la mirada molesta de Rosalie. Pasamos un largo rato recordando los viejos tiempos sobre aquel viejo y enorme pino, mientras que el sol se escondía más y más y el cielo se teñía de rojo y púrpura.

Cuando las estrellas se asomaron en el oscuro cielo decidimos bajar del árbol, los claros del bosque tenían un resplandor casi mágico bajo la luz de la luna llena, el río poseía un fervor nunca visto y un color tan inusual que se confundía con la plata; Rose corría a través de ellos mezclándose con su entorno, el hecho de ver como danzaba con el sonar del agua y reía bajo la luna podía hacer creer a cualquiera que formaba parte de un espejismo, como sus pies saltaban de acá para allá grácilmente, como su cabello se hacía platinado bajo la luz mortecina y quedaba atrapado en suaves corrientes de aire que lo hacía danzar como si tuviese vida propia. Contemplé aquel espectáculo durante un instante apoyando mi espalda contra un sauce llorón que se erguía en el medio del bosque; Rose se acercó a mi riendo en voz alta con un tono tan grácil como su bailecillo.

- Ven querido…- me dijo con una voz divertida. Aquel bosque tenía un efecto surrealista bajo la luz de la luna, haciendo que quedase en una especie de trance.

Estuvimos riendo durante un rato jugueteando hasta que nos tumbamos en el suelo cubierto de hierba; estuvimos observando la luna desde allí durante un tiempo que se hizo muy corto. Rodé sobre mi mismo para llegar a donde estaba ella y la besé como si fuese la primera vez, o tal vez la última. Mientras estaba allí millones de recuerdos vinieron a mi mente, memorias de una vida que nunca volvería, pequeños trozos de mi existencia como mortal; una pequeña cabaña sobre un alto prado, ancianos sentados en la puesta de sol, imágenes que se desvanecían pero sólo una que permaneció: una mujer mirándome fijamente, de piel trigueña por el sol y rizos cafés que caían sobre su cara, ojos negros penetrantes junto a una sonrisa que se posaba sobre unos labios rojos.

Luego de unos minutos que se convirtieron en un largo túnel de confusión y vivencias para mí nos incorporamos lentamente y caminamos de la mano a lo largo del afluente río color plata, Rose caminaba mientras trazaba círculos con su dedo en el dorso de mi mano y suspiraba profundamente; mientras que mi mente paseaba en medio de mi confusión y millones de preguntas sobre lo que había pasado giraban en mi cabeza, pero una sola resaltaba ¿Quién era esa mujer?.

jueves, 16 de julio de 2009

42.- Cambio de Planes.


Luego de dejar a Rosalie en la puerta trasera de la casa subí a la habitación con paso aburrido; realmente no quería ir a Port Angeles hoy, me vestí sin ánimos con lo primero que tome del gran vestidor y me coloqué unas deportivas. Al salir Alice estaba parada en la puerta de la habitación y al verme una especie de sorpresa cruzó su cara, haciendo que su quijada se viera un tanto desencajada. Al ver ese cuadro reí por lo bajo mientras ella me observaba.

- ¡EMMETT CULLEN!... se puede saber ¿a dónde vas tú disfrazado de… de… PAYASO?- dijo sin cambiar la expresión de su cara.

No había caído en cuenta de mi vestimenta hasta que Alice lo mencionó; me había colocado una camiseta carmesí con mangas cortas junto a un pantalón ancho color oliva, mis deportivas blancas no me ayudaban mucho, así que sonreí nerviosamente, tirando hacia atrás mis rizos negros que caían sobre mis ojos.

- Es que me vestí a oscuras.- dije excusándome de Alice mientras que ella me reprendía con su mirada. Se dirigió hacia el vestidor y me entregó una camisa abotonada marrón claro junto a unos zapatos a juego; entré al vestidor de nuevo sin quitar de mi rostro mi sonrisa excusadora mientras que Alice me veía con cara impaciente.

Me vestí lo más rápido posible y salí, Alice se había ido ya así que aproveche para peinar mi cabello y bajé lo más rápido que pude al salón. Para mi sorpresa Edward estaba allí; Alice y Rose tenían cara de pocos amigos mientras que Jasper liberaba olas de euforia. Me pregunté qué pasaba mientras observaba a cada uno.

- No vamos a Port Angeles querido.- dijo Rosalie al observar mi cara que rayaba el desconcierto.

Intenté que mi fulgor por la cancelación del aburrido viaje no se reflejara en mi rostro; realmente estaba aliviado por ello, y sabía que Edward no creía lo contrarió; me viré hacia él y estaba sonriendo, mientras miraba el techo y luego el piso en un intento de asentir sin que las chicas lo notaran. Ahogué una risilla escondiéndola mientras aclaraba mi garganta.

Ed hizo un ademán para que lo siguiese y caminó hacia la cochera; caminé detrás de él hasta que estuvimos seguros de que los demás no escucharían nuestra conversación.

- ¿Puedo saber por qué hiciste que cancelara mi “divertidísimo” y esperado viaje con mi novia? – dije con expresión de molestia; la confusión se asentó en la cara de él por un instante hasta que la risa que represaba en mi pecho brotó en un fuerte sonido.

- Ah Emm… ¡necesito un favor!- dijo él con una mirada suplicante.

- ¿Qué quieres Edward?- dije con el fastidio brotando a borbotones por cada uno de mis poros mientras hacía rodar mis ojos. Él sonrió y continuó.

- Con ayuda de Jazz hice que las chicas cancelaran su viaje porque… yo necesito ir sin que lo sepan.- dijo mientras dirigía la vista desde sus zapatos a mí.- por favor, vigila que no cambien de idea; necesito ir allá solo.

- Déjame adivinar, la humanita va a ir…- dije alzando mis cejas.- ¿sabes que te puede demandar por acosador…?- Ed sonrió y negó con la cabeza.

- ¿por favor?- dijo mirándome de nuevo.

- Vale, ve… pero luego saldamos esta cuenta ¿eh?- dije empujándolo. Él se limitó a sonreír y asentir con la cabeza como gesto de de agradecimiento; en cosa de un minuto ya el volvo plateado salía por el camino terroso que comunicaba nuestra casa con las vías de Forks.

Volví al amplio salón donde estaban los chicos. Rosalie se viró y se levantó del sillón caminando hacia mí; echó sus brazos a mi cuello y rozó su nariz con la mía. Reí y besé su cara mientras que ella entrelazaba sus dedos en mi cabello.

- ¡Ah querido!... este aburrimiento me hace querer estar en el instituto.- dijo ella frunciendo el ceño y viendo hacia el piso. La miré con extrañeza y alcé mis cejas.- vale, no tanto así… pero estoy muy aburrida.- continuó quejándose.

La abracé por la cintura y la atraje hacia mí, levantándola en un brazo y colocándola sobre mi espalda. Ella se acomodó sobre mí como lo había hecho tantas veces y salté hacia el exterior por uno de los grandes ventanales dejando que los rayos del sol acariciasen nuestra piel y que esta reflejase su luz hacia todas direcciones mientras yo corría hacia el bosque.

NEW MON TRAILER!