Con razón Edward anda solo ¡Ay que ver qué tipo tan raro!... pero esto no se va a quedar así, aunque pensándolo bien, sería una buena idea apostar mis discos contra los de Jasper a que Edward se va a volver loco antes de que salga de nuevo del instituto, pero eso lo arreglaré con el después.- reí por lo bajo.
Llegue al otro edifico donde estaba la cancha de gimnasia, me cambie la ropa y Salí, como había predicho Alice hoy era día de luchas, fue divertido ver como forcejaban los demás con sus débiles músculos humanos hasta que por fin me llamó el entrenador.
-¡¡ EMMETT!! .- gritó, y me levante de un salto.- elije a un compañero.
- Jazz... Vamos… demuéstrame si es verdad eso de que cada noche mientras duermes te haces más fuerte.- y reímos fuertemente al unísono ante la cara de confusión de los chicos y el entrenador.
A decir verdad Jasper dio una buena pelea, me derrumbó varias veces, y al final aprovechó el hecho de ser más pequeño y que no puedo moverme tan rápido como acostumbro cuando luchamos en casa, para ganar el encuentro.
- En casa quiero la revancha.- dije muy bajo para que me escuchara solo él. Abrió sus ojos de par en par y fingió una expresión de pánico.
- Cuando quieras hermanito.- dijo riendo.
No me divertía tanto en ese infierno que los humanos llaman instituto desde hace mucho tiempo, luego de la clase de gimnasia nos duchamos y cuando íbamos saliendo vimos a Rose esperándonos en la puerta con una mirada distraída y jugueteando con un mechón de su cabello, de vez en cuando movía sus labios, tal vez cantando alguna de sus canciones favoritas o simplemente hablando consigo misma, ensimismada en sus pensamientos.
- ¡Rose! .- le interrumpió Jasper.
- ¿Qué tal Jazz?.- respondió ella suavemente, estaba muy relajada por lo visto, hacía tiempo que no tenía un comportamiento agradable con otra persona aparte de sí misma.
- ¿Viste como derroté a tu noviecillo en las luchas?- dijo él riendo y mirándome de reojo.
- Ya veremos quién gana la revancha.- gruñí en un tono muy bajo.
Y nos dirigimos hacia el estacionamiento. Hoy vinimos todos al instituto en el volvo de Edward, porque Rose aun no había terminado de reparar el Jeep. Al llegar allí ya Alice y Ed nos esperaban conversando y riendo.
Al llegar nos saludaron con una sonrisa y todos nos subimos al auto.
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