Luego de otra aburrida mañana, caminando de edificio a edificio, de una clase a otra, al fin llegó la hora de almuerzo; cómo agradecía que los humanos tuviesen la necesidad de alimentarse más seguido que los vampiros, porque ya no soporto más horas de un aburrimiento tan enorme que si fuese humano moriría por su causa.
Pero esta hora del almuerzo puso mis nervios de punta, muchísimo más que el día anterior. Al entrar al comedor nos encontramos con Ed y Alice, nos sentamos en la mesa de siempre, pero hoy Edward estaba más raro que de costumbre, se veía confundido y veía fijamente a una chica a unas cuantas mesas de distancia; la miraba con desesperación y curiosidad; a decir verdad esa chica pálida y de cabellos oscuros me resultaba realmente extraña, no recordaba haberla visto alguna vez en el instituto. Pero Ed la veía como si fuese un fantasma, como si estuviese horrorizado por algo; esto duro hasta que la chica se volvió y se percató de su mirada, en ese momento sus mejillas tomaron un tono rojo brillante, ¡oohhh! mi boca se volvió agua y el sabor de la ponzoña invadió cada rincón de mi paladar, realmente no hubiese imaginado la reacción de Jazz si hubiese estado atento a lo que pasaba en vez de quedarse atontado acariciando en rostro marmoleo y fino de Alice.
Hice lo más que pude por esconder mis pensamientos para que Edward no lo notara, me puse a juguetear con el cabello de Rosalie mientras hablaba con ella, sin ningún tema en específico.
Al sonar la campana Edward parecía estar demasiado confundido como para prestar atención a mis pensamientos, aun cuando mi nerviosismo y preocupación por su cordura saliera por cada uno de mis poros y mi mente gritase ¡¡¿¿QUIÉN DEMONIOS ES ESA CHICA??!! ¡¡¿¿POR QUÉ ACTÚAS DE ESA MANERA??!!. Pero la única respuesta por parte de Edward que tuve fue una mirada tortuosa y confundida.
- Hablaremos luego.- dijo casi en un susurro, levantándose de la mesa y saliendo del comedor hacia su clase de biología.
Asentí con la cabeza y cuando sonó la campana ya Edward había atravesado la puerta del comedor.
- Sabes ¿qué rayos le sucede a Ed?- le dije preocupado a Alice.
- No Emm… pero me preocupa.- me dijo mirándome a los ojos con la frustración reflejada en su pequeño rostro.
- - Querido, ¿vamos?- dijo Rosalie; era notorio que ella no tenía la más remota idea de la actitud más extraña de lo normal que tenía Edward desde hace una hora.
- Si, vámonos.- fue lo único que pude responderle.
0 comentarios:
Publicar un comentario