13.- Recuerdos.

Al parecer los humanos planeaban una gran guerra de bolas de nieve a la que, como siempre, los Cullen no estaban invitados, realmente me hubiese gustado entrar a eso, un poquitín de violencia no estaría nada mal. Aunque se perfectamente que con un poquitín de fuerza de más podría volarle la cabeza a algún chico, y es no estaría muy bien ¿eh?... y en ese instante una risilla se escapó de mis labios; Jazz, que sentado justo adelante se volvió. Desde el día en que casi se abalanza sobre aquella chica en medio de la clase, yo y muchísimo menos Rose permitía que se sentase lejos de nuestro alcance.

Al sonar la campana Jasper se levantó de un tiro, realmente no era fácil estar todo el día bajo la mirada amenazante de Rosalie, y salió como un rayo por la puerta del salón antes de que ella pudiese decir una palabra.

Sin embargo, Rose se levantó de su silla y se sentó donde un minuto antes habría estado Jazz; me besó suavemente y yo le devolví el beso, nos quedamos unos momentos ahí, mientras que ella peinaba mis cabellos con sus fríos y largos dedos y posaba mi cabeza en su pecho, de pronto comenzó a tararear la nana que a mi tanto me gustaba, Aquella que me llevaba a aquellos recuerdos remotos, que estaban escondidos en los más recóndito de mi cabeza.

Puedo recordar perfectamente aquel día, mi última experiencia como humano, me encontraba en el bosque en temporada de osos, esta vez había salido de cacería solo. Caminé durante un largo trayecto por el bosque hasta que me detuve al escuchar u ruido seco tras de mí, en ese momento una mezcla entre adrenalina y terror empezó a correr por mis venas, sabía perfectamente qué era.

Un gruñido, un golpe, el sonido de mis costillas haciéndose trizas luego del primer ataque de aquel enorme oso pardo, caí al suelo adolorido, mi fusil rodó fuera de mi alcance y no podía hacer nada, la bestia atacó una, dos… tres veces más, rompiendo más huesos con cada golpe que me asestaba, el dolor era insoportable, pero, segundos antes de caer inconsciente al suelo, el oso dejo de atacar. Intenté virarme y ver que había hecho que el oso no me asesinase, pero ya mi cuerpo no obedecía a mi mente, y mis ojos se cerraron solos, bajo el peso del dolor que causaban todas mis extremidades rotas.

BOOM BOOM… sentí en mi cabeza, y el más grande dolor que había sentido se apoderó de mi cuerpo, BOOM BOOM… mi pecho se hundía en el mismo padecimiento, BOOM BOOM… mis brazos y mis piernas ardían, fuego, dolor… mi corazón latía cada vez más lento, mi sangre no avanzaba en mis venas como debería, sentía como se espesaba en ellas, BOOM BOOM… ardor… BOOM BOOM… ¡oh mi cabeza!, lo único que podía sentir era esa presión que haría explotar mi cerebro, un pitido en mis oídos, BOOM… BOOM… el ultimo palpitar de mi humano corazón.

Lentamente el dolor fue abandonando mi cuerpo, intente enfocar mi vista y poco a poco volví a tener la percepción de cada uno de mis sentidos, sentí como unas manos frías acariciaban mi cabello, sentí como varios pares de ojos se enfocaban en mí, y en mi ahora desnudo cuerpo. Lentamente me incorpore esperando sentir de nuevo el dolor en cada parte de mi, pero no sentí nada; cuando pude ver con claridad, abrí y cerré los ojos rápidamente, esperando despertar en cualquier momento, frente a mí estaba la mujer más hermosa que había visto en mi vida, su cabello largo y rubio caía sobre su espalda hasta su cintura, de cada poro de su piel blanca irradiaba belleza, en sus ojos grandes de un hermoso color cobrizo brillaba un punto de preocupación y alegría, toda ella era tan irreal, parecía un espectro creado por mi imaginación. De pronto capte un olor, el más delicioso aroma que había percibido, era extremadamente dulce, como la lavanda con un toque extrañamente cítrico, como frutal. Pero, ¡¡UN MOMENTO!! ¡Era ella! ¿Pero cómo pude saberlo?... ella estaba a unos pares de metros de distancia.

De pronto un mareo, cerré mis ojos y me tumbé de nuevo.

- ¿Carlisle? – dijo temblorosa una bella y cantarina voz, debía ser de esa hermosa mujer fantasmal. Escuche unos pasos acercarse a mi.

- Debe estar cansado pequeña Rose.- dijo una voz calmada y profunda.- deja que asimile todo lo nuevo que está experimentando.

- ¿Despertó ya? – preguntó otra voz de mujer desde la puerta de la habitación.

- Ya casi querida – dijo de nuevo el hombre.

El dolor había reducido lo suficiente como para poder moverme así que abrí mis ojos poco a poco, esperando que esa hermosa chica hubiese desaparecido como si fuese un simple delirio. Pero no, ahí estaba, mirándome con cara de curiosidad y examinándome con sus grandes ojos.

- Hola… -dijo suavemente, sonriéndome de la manera más hermosa que vi en mi vida.

Ahí supe que nada volvería a ser igual.